AFP


Las detenciones de inmigrantes indocumentados en la frontera de Estados Unidos con México alcanzaron en abril su máximo en 15 años ante el poco éxito de la administración de Joe Biden para disuadir los viajes de los migrantes, según mostraron el martes datos oficiales.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) informó que interceptó el mes pasado a 178.622 personas intentando entrar a Estados Unidos sin los papeles oficiales de migración, 5.000 más que las cifras ya muy altas registradas en marzo.

Esta cantidad supera también en más de diez veces a la de abril de 2020, cuando estaba vigente una dura represión por parte del gobierno de Donald Trump.

Pero migrantes de todos los tipos -adultos solos, familias y menores no acompañados- trataron de aprovechar lo que parecía un mejor trato por parte de la nueva administración de Biden e intentaron entrar en Estados Unidos.

En abril, el número de adultos solos que trataron de ingresar al país por la frontera suroeste desde México aumentó un 10% respecto a marzo hasta alcanzar los 111.301, afirmó el CBP.

CBP


Los migrantes que llegaron en unidades familiares, frecuentemente con niños muy pequeños, alcanzaron los 50.000, un 8% menos que en marzo.

Y los menores no acompañados, a los que la administración de Biden está permitiendo permanecer con familiares en Estados Unidos, sumaron 17.171, un retroceso respecto a los 18.890 de marzo.

Pero estos números eran ya mucho más altos que los de los meses anteriores a que Biden llegara a la Casa Blanca el 20 de enero, por lo que sus críticos aseguran que su gobierno ha provocado una "crisis" en la frontera.
El CBP continúa viendo un gran influjo de migración ilegal en la frontera suroeste". afirmó el comisionado interino del CBP, Troy Miller.

El organismo afirmó que el 62,5% de los detenidos fueron enviados de vuelta al otro lado de la frontera debido a los controles por la epidemia de covid-19.

CBP


No dijo cuántos de los restantes fueron autorizados a quedarse ni a cuántos se les negó la entrada en base a otros protocolos o leyes.

Cuatro quintas partes de los migrantes son de México, Guatemala, Honduras y El Salvador. La mayoría de quienes proceden de los tres países de Centroamérica dicen estar escapando de la pobreza y la violencia en sus países, y solicitan asilo cuando llegan a Estados Unidos.

Biden encargó a la vicepresidenta, Kamala Harris, tratar de negociar acuerdos con los líderes de esos países para reducir el flujo de migrantes hacia el norte.

Su administración admitió, sin embargo, que atacar las causas profundas de la migración, la pobreza y la violencia tomará mucho tiempo.

Además, ha tenido dificultades para reubicar a las decenas de miles de niños que cruzaron la frontera sin padres o familia.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos y el CBP tenían más de 21.000 niños en sus instalaciones temporales, cantidad que no varió sustancialmente en el último mes.

Stephen Miller, que lideró la dura represión de Trump a toda la inmigración, afirmó en un tuit que los números del CBP "muestran que la catástrofe en la frontera está aún más fuera de control".